miércoles, 2 de junio de 2010

¿Quien fué Girolamo Savonarola ? ¿EL TERROR DE LOS MARICAS?


Girolamo Maria Francesco Matteo Savonarola nació en Ferrara el 21 de septiembre de 1452 y murió en Florencia el 23 de mayo de 1498.

Savonarola fue un religioso dominico, predicador italiano, confesor del gobernador de Florencia, Lorenzo de Médici, organizador de las célebres hogueras de vanidad, (o "quema de vanidades") donde los florentinos estaban invitados a arrojar sus objetos de lujo y sus cosméticos, además de libros que él consideraba licenciosos, como los de Giovanni Boccaccio. Predicó contra el lujo, el lucro, la depravación de los poderosos y la Iglesia, contra la búsqueda de la gloria y contra la homosexualidad, entonces llamada sodomía, que él sospechaba que estaba en toda la sociedad de Florencia, donde él vivió.

Se considera que se adelantó a la reforma protestante. Predijo que un nuevo rey Ciro atravesaría el país para poner orden en las costumbres de los sacerdotes y del pueblo. La entrada en la Toscana, región donde estaba Florencia, del ejército francés de Carlos VIII, en 1494, confirmó su profecía. Sus críticas violentas contra la familia que gobernaba Florencia en esos años, los Médici, acusándolos de corruptos, contribuyeron a la expulsión del gobernador Piero de Médici por los florentinos en 1495. Sus ataques contra el papa Alejandro VI le valieron, primeramente, la excomunión (es decir, la expulsión de la comunidad católica) y la prisión, y más tarde, y tras haber sido liberado y conducido a Roma por los grandes comerciantes florentinos, la condena a la hoguera por un tribunal de la Inquisición y la inclusión de su obra en el índice de libros prohibidos.

Contenidos:
1. Biografía
2. Excomunión y ejecución
3. Carácter e influencia
4. Referencias
5. Bibliografía
6. Enlaces externos
Girolamo Savonarola, OP

Girolamo Savonarola, retrato de Fray Bartolomeo c. 1498
Nacimiento 21 de septiembre de 1452
Ferrara
Fallecimiento 23 de mayo de 1498
Florencia
Ocupación Fraile y Sacerdote Dominico
1. Biografía
1. 1. Formación (1452-1482)



Catedral de Ferrara, ciudad en la que nació Savonarola.

Nació en Ferrara el 21 de septiembre de 1452. Fue el tercero de los siete hijos del comerciante Nicoló di Michele dalla Savonarola y de Elena Bonacolsi, descendiente de la noble familia de los Bonacolsi, que fueron señores feudales de Mantova. Según costumbre de las familias acomodadas, éstos entregaron a varios de sus hijos a la iglesia para que se educaran y fueran sacerdotes. El abuelo, Michele (1385 - 1468), era doctor y autor famoso en medicina, médico del marqués Niccolò III de Este y de los gobernantes ferrarenses. Michele Savonarola, su abuelo, era un hombre profundamente religioso, estudioso de la Biblia, de costumbres sencillas y terminantes. En su vejez escribió folletos como el De laudibus Iohanni Baptistae, los cuales, junto con su educación y su estilo de vida, fueron muy importantes en la formación de Girolamo. Se encargó de su primera educación enseñándole gramática, música y, más tarde, dibujo. De los hermanos mayores, Ognibene y Bartolomeo, no se tienen noticias, mientras que de los otros hermanos, Maurelio, Alberto, Beatrice y Chiara, se sabe solamente que Alberto era médico y Maurelio era fraile dominico, igual que Girolamo.

Después de la muerte del abuelo, el padre Niccoló deseaba que estudie medicina. En un principio, Girolamo se mostró apasionado por los diálogos escritos por Platón, pero pronto se orientó hacia las enseñanzas de aristotelismo y Santo Tomás.

Después de haber alcanzado el título de maestro, empezó los estudios de medicina que, sin embargo, abandonó a los dieciocho años para dedicarse a la teología, el estudio de las doctrinas católicas. Escribió, en 1472, De ruina Mundi, y en 1475, De ruina Ecclesiae, donde compara la Roma del Papa con la antigua y corrupta Babilonia. Con este espíritu ingresó en el convento de San Agustín en Faenza, donde se convirtió en predicador. Posteriormente decidió entrar en la orden dominica, ingresando en el convento de San Domenico de Bolonia. Allí se enfrasca en el estudio teológico, y en 1479 se traslada al convento de Santa Maria degli Angeli. Escribió discursos en los que acusó a la iglesia de todos los pecados. Los papas humanistas, que ayudaban y mantenían a los artistas, eran su blanco preferido. Sus fieles siguieron con devoción sus llamadas a la vida sencilla. Las misas de Girolamo Savonarola llegaron a juntar 15.000 personas. Decía que todos los males de este mundo se debían a la falta de fe; porque, cualquiera que tuviese fe, se daría cuenta de inmediato que es muy necesario obrar bien, porque las penas del infierno son infinitas. Según Savonarola, los poderosos de este mundo se sentían orgullosos de haber puesto fin a la vida sencilla de los siglos anteriores. Según él, los sacerdotes de esos tiempos eran los peores, por que hacían todo al revés de como deberían hacerlo; a ellos sólo les interesaban los bienes de este mundo, ya no cuidaban las almas ni les inquietban los corazones de su pueblo, si no que sólo se preocupaban de obtener beneficios.

Estatua de Savonarola en Ferrara.
1. 2. Convento de San Marco (1482-1487)

Finalmente, en 1482, la orden dominica lo envió a Florencia. En sus discursos hablaba sobre la pobreza y sobre la sobriedad y el carácter fuerte que los verdaderos creyentes deben tener. Su forma de hablar violenta, y sus críticas excesivas acabaron por desesperar al pueblo, por lo que debió dejar Florencia en 1487. Regresó a Bolonia, donde se convirtió en maestro de estudios. En su vida en el convento se distinguió por sus rigurosos ayunos y penitencias, incluyendo el maltrato que se daba con el cilicio y practicando una absoluta frugalidad, comiendo y bebiendo muy poco.
1. 3. En Lombardía (1488-1490)

Volvió a Florencia al Convento de San Marco, que abandonó para volver a Ferrara. En el convento de Santa Maria degli Angeli se dedicó con especial énfasis a la predicación después de haber estudiado técnicas para hacer discursos públicos.
1. 4. El retorno a Florencia (1490-1498)

En 1491, a la edad de 34 años, se le entregó la titularidad de la iglesia de San Marco en Florencia. Desde allí atacó al Papa Inocencio VIII como "el más vergonzozo de toda la historia, con el mayor número de pecados, reencarnación del mismísimo diablo."

Sus ardientes predicaciones, llenas de avisos proféticos, no eran extrañas en la época, pero sus profecías parecían cumplirse con los desastres que estaba viviendo la ciudad de Florencia en esos años, como por ejemplo la derrota contra los franceses, o el excesivo lujo de los ricos, que vivían rodeados de obras de arte, frente a miles de personas que vivían en la pobreza. En estas condiciones, la población se acercaba a Savonarola porque denunciaba todo esto. Otro desastre fue la epidemia de la sífilis. Muchos llegaron a creer que Savonarola era el profeta de los "últimos tiempos."

La iglesia de San Marcos donde predicaba Savonarola fue conocida por su fanatismo. Savonarola no era un teólogo. Él no proclamaba doctrinas. En su lugar, predicaba su idea de la vida cristiana. Afirmaba que un alma intachable era preferible a cualquier acto lujoso o ceremonia excesiva. Con sus críticas no intentaba hacer la guerra contra la Iglesia de Roma sino que desea corregir sus pecados. Lorenzo de Médici, que gobernaba Florencia y mantenía con su dinero y sus negocios a Miguel Ángel, también conocía a Savonarola. Se dice que Lorenzo llamó a Savonarola en su lecho de muerte en 1492 y Savonarola lo maldijo, haciendo que Lorenzo terminase sus días, hasta el último suspiro, temiéndole al infierno. Finalmente, Lorenzo y su hijo Piero de Médici se convirtieron en uno de los blancos de las predicaciones de Savonarola.
1. 5. Carlos VIII


Retrato de Carlos VIII de Francia.

El rey francés Carlos VIII quiso hacer valer su derecho a gobernar Nápoles, por lo que decidió entrar en Italia con su ejército y pasar por Florencia. Savonarola entonces lo consideró un enviado de los cielos para poner orden en el clero, que él consideraba impuro. El 8 de noviembre de 1494, en la Florencia invadida por el rey francés, estalló una sonada rebelión. La familia gobernante de los Médici fueron acusados y expulsados. Savonarola, tras la expulsión de los Médici, surge como líder de la ciudad. Girolamo comienza entonces a gobernar la República Democrática de Florencia, de carácter fuertemente religioso. Como ahora estaba en el poder, se pone a perseguir ferozmente a los homosexuales, las bebidas alcohólicas, el juego, la ropa indecente, los cosméticos. Savonarola ordenó a la policía que buscara por la ciudad cualquier cosa que permitiera la vanidad o el pecado. Tablas de juego, libros donde se trataban temas sexuales, peinetas, espejos, perfumes, ropa indecente... son retirados por la policía y echados al fuego purificador, la llamada "hoguera de las vanidades", un inmenso fuego que ardía en la plaza principal de la ciudad. También se quemaron cuadros y obras maestras del Renacimiento, libros de Petrarca y Bocaccio, libros de los antiguos escritores de la civilización romana y griega de incalculable valor, por ser considerados inmorales. La violencia dirigida por Savonarola se extendió por toda la República de Florencia, en un intento por obligar a los ciudadanos a que retornen a sus costumbres sencillas.

En estas condiciones, se formó un grupo contrario al gobierno de Savonarola, llamados los arrabbiati o los enojados, que son derrotados en las calles por los seguidores de Girolamo. Los franciscanos fueron los mayores opositores a Savonarola, pues con sus predicaciones en la Iglesia de los dominicos, la iglesia franciscana de la Santa Cruz de Florencia, pierde adeptos y se queda vacía; el monje Francesco de la Curia se conviertió en la punta de lanza de los críticos de Savonarola.

En esta época, sus ataques contra la familia española del Papa, la familia Borgia, se vuelven todavía más fuertes, enemistándose definitivamente con el Duque de Milán y el papa Alejandro VI.
1. 6. Alejandro VI




Alejandro VI, rezando en un cuadro de Pinturicchio.

Savonarola atacó a los Borgia acusándoles de pecadores. Su feroz ataque se centró en Rodrigo Borgia, que poco después llegó a ser Papa con el nombre de Alejandro VI. Savonarola atacó a los amigos de ese Papa, acusándolos de pecadores, incestuosos y mentirosos. Alejandro VI pidió a Savonarola que cambiara su actitud, primero intentando sobornarlo ofreciéndole el puesto de cardenal. El monje no aceptó, e incluso llegó a cuestionar la autoridad del papa.
2. Excomunión y ejecución





Pintura de su ejecución en la Piazza della Signoria.

Irritado ante tantas críticas, el papa Alejandro VI amenazó a todos los habitantes de Florencia con la pena de entredicho, que significaba prohibir los sacramentos para todos los ciudadanos, e impedir que los muertos se entierren en cementerios bendecidos, como era costumbre en esos años. Estas amenazas provocaron el terror entre el pueblo de Florencia.
El 13 de mayo de 1497 Savonarola fue expulsado de la Iglesia. En 1498 el papa ordenó su arresto y ejecución. El 7 de abril de 1498 falleció Carlos VIII, el rey de Francia, quien había sido hasta entonces defensor de Savonarola. El 8 de abril de 1498, una parte del ejército del papa entra en Florencia. La ciudad no opone resistencia, y los ciudadanos se muestran dispuestos a detener al monje. Éste se esconde junto con sus seguidores en el convento de San Marcos. Mueren muchos de los que intentan protegerlo. Savonarola y los suyos acaban siendo derrotados, incluyendo a sus dos amigos Fray Domenico de Pescia y Fray Silvestro. Poco después, Savonarola, acusado de hereje, rebelión y errores religiosos, fue conducido a la prisión de Florencia. Durante cuarenta y dos días se le tortura a él y a sus amigos. Después de este tiempo Savonarola firma su arrepentimiento con el brazo derecho, brazo que los torturadores habían dejado intacto para que pudiese hacerlo. La confesión fue firmada antes del 8 de mayo de 1498. Después, se arrepientió de haber firmado esa confesión que le entregaron los torturadores, ruega a Dios para que tenga misericordia con él por su debilidad física en la confesión de los crímenes que en realidad creía no haber cometido. En el día de su ejecución, el 23 de mayo de 1498, todavía trabajaba en otra meditación, llamada Obsedit me que significa "Obsesionado conmigo". [1]





Placa conmemorativa del lugar en el que estaba situada la hoguera en la Piazza della Signoria, Florencia.

El día fijado para su ejecución lo llevaron hasta la Plaza della Signoria junto con sus fieles seguidores, Fray Silvestro de Pescia y Fray Domenico. A los tres les quitaron la ropa, los trataron como herejes y los entregaron a la policía. Otro que estaba presente, cuenta en su diario que el fraile tardó en quemarse varias horas. Los restos eran sacados y devueltos a la hoguera repetidamente, a fin de que los savonarolistas no los trataran como reliquias. Sólo cenizas quedaron al final, que por último serían arrojadas al río Arno, al lado del Ponte Vecchio. [2] Niccolò Maquiavelo, autor de El Príncipe, también atestiguó y escribió sobre la ejecución. El gobierno de Florencia fue posteriormente recuperado por la familia Médici.





Savonarola era intenso, ferviente y carismático en el aspecto personal. Se le compara a Lutero en su denuncia de la corrupción de la Iglesia, pero él no establecía las bases doctrinales que, con Lutero, llevarían al quiebre de la iglesia católica. Sin cuestionar el dogma católico, era un adelantado de la reforma moral que iban a traer el Protestantismo y la Contrarreforma. Después de la muerte de Savonarola se origina en Florencia el grupo conocido como el Piagnoni para conservar su memoria, organizada en una especie de gremio. Ahora, después de su muerte, los seguidores de la orden de San Francisco apoyan las ideas de Savonarola, se organizan junto a los demás seguidores de Girolamo, y en 1527 expulsan de nuevo a los gobernantes de la familia Médici, estableciendo otra vez una cruel tiranía. Esta termina en 1530, en la batalla de Gavinana. Savonarola atrajo la admiración de muchos humanistas religiosos posteriores, quienes valoraron sus profundas convicciones espirituales, pasando por alto sus siniestros excesos como gobernante de Florencia. En el siglo XX, un movimiento para la canonización de Savonarola se inicia entre los dominicos, al juzgar que su expulsión y ejecución habían sido injustas. Se inauguran monumentos a Savonarola en Ferrara, Bolonia (junto a la Basílica Patriarcal de Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos) y Florencia.[1]
4. Referencias

1. Macey, p. 28.
2. Macey, p.30-31.

* Deeper Experiences Of Famous Christians de James Lawson, Warner Press, (c)1911, p.73-84

* Bonfire Songs: Savonarola's Musical Legacy (1998), de Patrick Macey, Clarendon Press, Oxford

* New York Times, Savonarola, Second Lecture of the Course by Dr. Lord at Association Hall, January 10, 1871, Page 2 and 3.

* Assassin's Creed II, En el videojuego, es un monje que viaja a Florencia con un fragmento del Edén, gracias al cual controla la mente de las personas más influyentes de la ciudad, sembrando el terror en los ciudadanos, obligando a que quemen libros y haciendo que los que no le servían a el, murieran de hambre.

5. Bibliografía

* Sermones Quadragesimales super Archam Noe. Venecia, Pietro de' Nicolini da Sabio per Francesco e Michele Tramezzino, 1536.

ESPOLON



Federico Ledesma aporta lo siguiente:

La nave de las tempestades tomo 6 del renacimiento y el peligro de la mundanización de la iglesia

Pág. 172

Segundo párrafo:

2 la figura de Savonarola

Digamos algo de este singular personaje, que vivió en los tiempos de Alejandro VI. Nació en Gerónimo Savonarola en ferrara el año 1452. Su vocación se fue gestando ante el espectáculo de la corte de dicha ciudad, con sus desordenes encubiertos por el florecimiento artístico y literario del renacimiento impresionado negativamente por el Fausto excesivo desplegado por el papa julio II al dirigirse al concilio de Mantua, y luego de madura reflexión, se resolvió a entrar en la Orden de Santo Domingo. Pronto sus superiores lo destinaron al convento de San Marco en Florencia. Predicador fervoroso, tajante y visionario, encontraría una magnifica plataforma en la Florencia renacentista. Nuestro fraile estaba posesionado por una idea: el mundo se encontraba corrompido por los pecados; Florencia era una cuidad viciosa y depravada; en la curia papal reinaba la lujuria y la codicia. Si no se llevaba a cabo una reforma, decía, caerá pronto como un rayo el castigo de Dios. Era señor de Florencia Lorenzo el magnífico, político sagas, buen orador, fino poeta y humanista, gran mecenas de literatos y filósofos. Fue él quien lo había hecho traer a Savonarola para que predicase en su ciudad. Así pues, en la iglesia del convento donde residía empezó a exponer el Apocalipsis, y luego otros libros de la Sagrada Escritura. Acudían a oírlo muchos florentinos, cada vez más, y sino cabían en la iglesia se reunían en el patio del convento, teniendo luego que pasar a la catedral. En sus sermones el fogoso predicador reprendía los vicios de los malos cristianos, pero también la conducta de los pastores indignos, exhortando vehementemente a una reforma individual social y eclesiástica. El entendía que Dios lo había elegido para promover y dirigir dicha reforma. Nombrado prior en San Marco, comenzó la reforma por su convento, y en verdad que lo logro: la pobreza de los frailes se hizo más estricta y se dedicaron con mayor empeño que antes a la obra pastoral y al estudio de la tecnología y de la sagrada escritura, lo que significo para esa casa religiosa un periodo de gran florecimiento.

Se ha planteado la cuestión de si el reformador florentino era amigo o enemigo de las artes y las letras. No hay duda que su tendencia espiritualista de inspiración apocalíptica lo impulsaba acierta minusvaloración de las cosas puramente naturales y humanas. Así, en uno de sus sermones dijo que ‘’lo único bueno de Platón y Aristóteles es que han proporcionado numerosos argumentos que pueden utilizarse contra los herejes. Pero tanto ellos como otros filósofos están en el infierno. La última vieja sabe más que platón sobre la fe. Para la fe misma sería conveniente que se destruyera muchos libros que tienen apariencia de utilidad. Cuando no había tanto libros, ni tantas <>, ni tanta disputa, se difundía la fe mucho más fácilmente”.

Sin embargo su buen sentido tomista le hacía valorar como corresponde todo lo que tienen de aprovechable las expresiones artísticas y los conocimientos literarios, cundo se subordinan a los fines religiosos y sobre naturales. Es cierto que en algunas ocasiones, condeno los excesos de las artes y de las letras, con fuerza quizás desmedida, pero otras veces con estima. En una de sus cartas escribía “jamás han sido mi ánimo el condenar el arte de poetas, sino que solamente el abuso que muchos hacen de ello, si bien con palabras y escritos han tratado mucho de calumniarme (…). Hay una casta de falsos poetas que no saben hacer otra cosa que correr detrás de los griegos y romanos, repitiendo sus ideas imitándoles en la forma y el metro, y hasta invocando a los mismos dioses como si nosotros no fuésemos tan hombres como ellos y no tuviésemos nuestra razón y religión. Y ese es un falso poeta y juntamente una peste perniciosa para la juventud ¿y qué diremos nosotros aun los paganos condenaron tales poetas? ¿No fue aquel platón que hoy tanto se ensalza quien dijo que era necesaria una ley que desterrase de la ciudades a esos poetas, los cuales con el ejemplo y autoridad de dioses nefandisismo, con el alago de versos torpísimos llenaban todo con ignominiosas liviandades y de desbastación moral? ¿Qué hacen, pues, nuestros príncipes cristianos? ¿Por qué disimulan estos males? ¿Por qué no dan una ley que expulse de las ciudades no solo a los falsos poetas sino que también a sus libros y a los escritos de los antiguos que tratan de cosas meretricias y alaban a los falsos dioses? Gran forma seria que tales libros fuesen destruidos y solo se salvasen los que incitan a la virtud”. En las escuelas, según su opinión la lectura de los clásicos debía reducirse a homero, Virgilio y cicerón, completándose lo que falta con san Gerónimo y san Agustín. Puede llegar a ser conveniente, agregaba que algunos expertos estudien a todos estos clásicos para que no se pierda la tradición. Todos los demás deberían conformarse con la gramática, la buena costumbre y la doctrina cristiana.

Lo hemos dejado a nuestro reformador predicando en la catedral de Florencia, cada vez con más concurso de gente. Estaba realmente convencido de ser un verdadero profeta y pronto afirmo que tenía visiones divinas. Sus imprecaciones se volvían cada vez más rigurosas. Denunciaba a “aquellos prelados que se envanecen de su dignidad y desprecian a los demás; son los que desean ser venerados y tenidos; son los que ambicionan las primeras cátedras en las sinagogas y en los primeros pulpitos de Italia”. De los prelados pasó a los príncipes “son gran lazo para las almas”; sus malos consejeros inventan siempre nuevos impuestos para chupar la sangre del pueblo “señor, ¿por qué duermes? Levántate y ve a librar a la iglesia de las manos del demonio, de las manos de los tiranos, de las manos de los malos prelados.”.

Hacia unos mese se venía hablando de la posible venida del rey de Francia Carlos VIII, llamado por Ludovico El Moro, caudillo de Milán. Savonarola, que tantas veces había anunciado como eminente castigo de Dios, pensó que justamente la espada de aquel rey libraría a Florencia cual instrumento de las venganzas divinas, dando comienzo a la regeneración de Italia. Así lo predico desde el pulpito, invito al “nuevo siro” a atravesar los Alpes. Cuando se supo en Florencia que Carlos VIII había pisado ya suelo italiano, el pueblo aclamo a Savonarola como profeta veraz. Y el mismo decía:”he aquí que la espada a llegado; las profecía se cumplen; los flagelos empiezan; he aquí que el Señor conduce los ejércitos. ¡Oh Florencia! Se acabo los tiempos de los cantos y de los bailes; ahora es tiempo de llorar con ríos de lágrimas tus culpas. Tus pecados, ¡oh Florencia!; tus pecados ¡oh roma!; tus pecados, ¡oh Italia!, ¡son las causa de tus flagelos! Carlos entro en Florencia y permaneció allí por 10 días.

Como se ve. Savonarola estaba incursionado en la política si bien consideraba dicha intromisión como parte del llamado de Dios se lanzo entonces a reformar la ciudad, oponiéndose ahora al gobierno de los Médici y a las costumbres semipaganas del renacimiento. Mientras tanto Carlos VIII era vencido y debió retirarse de Italia. Luego de las costumbre. Savonarola propuso una especie de régimen de gobierno “democrático”. El proyecto del fraile no era, sin embargo, tan democrático que digamos; prefería el gobierno de uno solo, y como no encontraba la persona adecuada, digno de mandar a todo el pueblo en el nombre de Dios, se le ocurrió proclamar a Cristo rey de Florencia. Así, reuniendo al pueblo, les propuso: “Jesucristo que es el rey del universo, quiere ser particularmente tu rey. ¿Le quieres tu?” todos gritaron que si bajo la bandera de Cristo organizo diverso grupos de 10 a 20 años, encomendándole diversos oficios. Unos eran inquisidores; otros, correctores de falta; otros, mantenedores del orden, supliendo así a los magistrados negligentes. Entusiasmados estos muchachos con su misión, se permitían entrar en las casa para revisarlo todo. Si sus dueños tenían naipes y tableros de juegos debían entregárselo. Lo mismo si poseían arpas, perfumes, espejos, libros de poesía, mascaras, etc. Instauro también una ceremonia que llamo “bruciamento dalle vanitá”: las gentes llevaban a las plazas los instrumentos de vanidad o de pecado, libros obscenos, pinturas deshonestas, perfumes, cabelleras postizas, ornatos femeninos, y puestos sobre un tablero en medio de la plaza, les pegaban fuego mientras sonaban las campanas.

Este texto sigue pero por razones de hacer más grata la lectura lo dejamos así.

Redacción: Federico Ledesma.

Producción: Daniela Ledesma

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Federico Emmanuel Ledesma
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San Luis Argentina
Ut adveniat Regnum tuum adveniat Regnum Mariae






2 comentarios:

  1. Si me puede referir un libro hermano que contenga toda la biografía completa o libros de Savonarola como comentarios de las escrituras y otros me lo puedes hacer saber a este correo: jozumba2009@hotmail.es

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  2. Si me puede referir un libro hermano que contenga toda la biografía completa o libros de Savonarola como comentarios de las escrituras y otros me lo puedes hacer saber a este correo: jozumba2009@hotmail.es

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