jueves, 21 de octubre de 2010

La niña satánica & Cía.


Hace unos días publicaban en La Gaceta-Intereconomía una breve noticia:

Sonsoles y las hijas de Zapatero disfrutaron vacaciones con escapada a Nueva York

Lo que me parece bien. A New York se va hoy cualquiera que pueda, porque se puede. A más de uno conozco que aprovechan nuestros puentes nacionales para darse un garbeo de ida y vuelta a NY. Yo mismo estoy deseando tirarme una semanita gozando en el Metropolitan Museum y otros parajes neoyorquinos por el estilo. Confieso que mis circunstancias no me lo permiten (ni yo me permito otras circunstancias, por circunstancias). Pero me encantaría irme de vacances a Nueva York. Si las zapateras pueden, hacen bien. Criticarles eso me parece ridículo, pperamente ridículo (el pp del Donmariano, ya se sabe: hoy más babieca que ayer pero menos que mañana).

A mí lo que me ha llamado la atención es la foto, la foto de las espaldas de las tres, la mamá y las nenas. Paso de la presidenta consorte y de la niña de la derecha, con Mafalda en la mochila. Pero me da un repelús de peli de Halloween (y estamos en vísperas de Jalogüín) la niña de en medio, con esa mochila satánica.

Por si ustedes no lo han notado, el adorno de la mochila de la zetapetita del centro es un pentáculo invertido, uno de los símbolos para representar al diablo, muy usado en sectas y grupos esotéricos de magia negra y satanismo. Le eché un vistazo a los comentarios de la noticia, a ver si había alguno que hiciera referencia, y me encontré con cuatro o cinco que lo habían advertido; uno aclaraba que era el logotipo de un grupo heavy finlandés. La gente sabe de todo (y tiene un mal gusto escandaloso). A todo esto, yo me quedé un punto preocupado.

No sorprendido, porque la sorpresa fue cuando sacaron a relucir la foto de la Familia Monster con los Obama, todos de negro, con las dos niñas tremendas. Horripilante. Con la impresionante pose tétrica de pintura negra en la White House ya estaba uno avisado del pelaje que gastan las nenas. Lo de la mochila satánica por las streets de New York es, solamente, una extensión, un complemento, un detallito más de lo que ya se sabía y suponía.

Lo que me preocupa es el nivel de la afección. Porque eso es una afección. Como el que tiene un niño y le sale punk con cresta teñida de verde; o el padre y la madre que sufren a un adolescente tatuado con la svástica y doberman de mascota. O la niña que sale roja marxista maoísta, o el chavalín que se apunta a una peña anarko-okupa, o la pava de 17 añitos que se echa un novio de la kaleborroka. Esas cosas pasan. Y es un dolor que pasen. Pero pasan.

Se decía antes, y era frase hecha, que esas cosas pasan hasta en las mejores familias. Y era verdad. Y es verdad. Pero...¿en la familia de un presidente de gobierno? Ustedes perdonen mi estupor decimonónico, que soy muy antiguo hasta para asombrarme y escandalizarme.

Después me paro, reflexiono, y voy repasando la lista de nuestros vips:

- el principés asturianés casado con la asturianesa cigüeña patas de alambre malcasada y divorciada
- la nietísima del Generalísimo y ex del Borbón (madre del pretendiente legitimista francés (risum teneatis)) bailando bailes en la tele y pendoneando por fronteras y ultramar
- la archiduquesa archigrande de España chocheando al brazo de un boy sesentón y arrastrando decrepitudes patéticas por el hispánico solar

En fin, no digo más, que con el trio de muestra demuestro por dónde van los vientos. Los altos vientos que mueven a los álamos altos. Conque si así se mecen los árboles más pinos, los más chaparros, el matorral y la yerba rastrera, deben estar como no se quiere uno ni imaginar; cuánto más (cuánto menos) saber o tener detalles.

Una niña satanista hija de un presi de gobierno, amaga fatal, es un barrunto terrible, permítanme ustedes que insista, empero. Porque si de la casa del tal sale un tal engendro, ¿qué saldrá a relucir de la casita de protección oficial de plebeyo ciudadano corriente?

Sed contra, conjeturo, alguna ventaja tendrá, algún beneficio. Quiero decir algún maleficio, porque lo que sospecho es que en la casa de Zp hacen magia negra, con calderos de brujas, y conjuros de grimorio horripilante. Que los consejos de ministros son una tapadera, vamos; que lo que allí celebran son aquelarres horrendos, nigrománticos.



Claro que la sospecha se me desfonda, pierde fuelle, considerando que se ha ido la miembra viceministra De la Vega, que debería ser en toda la satánica secta monclovita una especie de vice-horrenda mayor. La segunda falla es la defenestración de la abortadora mayor del reino, la abyecta Bibi Matafetos, elementa sine qua non para un aquelarre bebesangre matainfantes que se precie. Aunque las siniestras suplentes no son moco de pavo: La Pajín, ni más ni menos, y no digo más (ni menos), cuya sóla faz (dicen) compendia las lúbricas impurezas de íncubos y súcubos al alimón. Y la arpía Aguilar, con los duendes y los mengues cordobeses de la traición roja reconcentrados en atrabilis. Y la vieja Trini, sabia de mil arterías hechiceras de urnas y pucheros y trapacerías multiformes. Vayan las unas por las otras. Más el hechicero Rubalcabra, que no se olvide.

Tómese este articulete como un aperitivo de Jalogüín; pero hágase cargo quien lo lea de la negrura del panorama, con toda esta mala y perversa tropa campando.

Lo de la niña diabólica de Zp, es sólo la punta del rabo.

&.

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