viernes, 22 de abril de 2011

Veni Spiritu Creator.

"El Rey cuya hermosura el sol y la luna admiran", cuya grandeza cielos y tierras reverencian, con cuya sabiduría son iluminados los ejércitos de los espíritus celestiales, de cuya bondad se sacian los coros de los bienaventurados, éste mismo Rey desea hospedarse en ti, Alma mía, y desea y apetece tu cenáculo más que el palacio del cielo. Porque "sus delicias consisten en estar con los hijos de los hombres"

sí que hermanos Aclamemos unidos: Veni Spiritu Creator. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

Malaquías 4:2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.

Mateo 24:29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.

Actos 2:20 El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto;

Amos 8:9 Acontecerá en aquel día, dice Yahvé el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro.

Amos 8:11 He aquí vienen días, dice Yahvé el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Yahvé.

Amos 9:2 Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque subieren hasta el cielo, de allá los haré descender.

Isaías 2:19 Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Yahvé, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.

En estos días de tinieblas en los que podemos observar como los signos de los tiempos se van cumpliendo de manera abrumadora, me viene a la mente éste versículo de la sagrada escritura: Isaías 13:10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.

Gran misterio es éste, en el momento en el que Cristo crucificado dijo estas palabras a gran voz: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?, del cual podemos razonar una ínfima parte, contemplando con los ojos del alma como la Divinidad del Verbo parece replegarse, por así decirlo; y deja a la humanidad perfectísima, santa e inmaculada de Yeshua desamparada para que pueda probar la muerte.
Pues Dios el Ser Eterno, jamás podría probar la muerte, así que, de alguna manera misteriosa, se repliega la Santísima Trinidad; (si se puede decir así) para que podamos comprender como la humanidad de Jesucristo queda desamparada en este momento clave de nuestra salvación. Mas en breve tiempo despliega su poder para así tomar como sucedió con el caballo de Troya, el imperio de la muerte y el pecado, doblegando al demonio y sus secuaces, resucitando al tercer día y rescatándonos victoriosos del abismo en el cual habíamos caído; siendo Él declarado Hijo unigénito de Dios con poder.
Parece también suceder en estos tiempos lo mismo con  su cuerpo místico, la Santa Iglesia Católica; pues vienen días en los cuales clamaremos al Señor y desearemos estar muertos, parecerá que Dios no está o que Dios no escucha nuestras suplicas; pero Dios está oculto, dirigiéndolo todo, para esta prueba final de purificación de su cuerpo místico.
El adversario como buen imitador de estrategias, se ha infiltrado en el corazón de la iglesia como un virus que infecta a todos los miembros para matar a todo el cuerpo, y parecerá que lo ha conseguido durante un breve tiempo, pero cuando digan ahora podemos declarar PAZ Y SEGURIDAD, entonces vendrá la destrucción repentina y Cristo aparecerá con gloria y poder para restaurar a su esposa la iglesia.
En el momento en que Cristo murió en la cruz el sol dejó de dar su luz, se oscureció de pronto. Y como sucedió en el momento de la muerte del Amo y Señor de nuestras almas, Jesucristo el Mesías; Así tambien ha sucedido con su cuerpo místico la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana.
El sol que simbólicamente representa la luz de este mundo ha sido eclipsado, oscurecido, por la crucifixión que los nuevos judas y los nuevos fariseos han conseguido vendiendo al cuerpo místico de Cristo (la Santa Iglesia Católica), a los Reyes de este mundo.

Nuestra Santa Madre Iglesia ha sido y está siendo pisoteada por las potencias diabólicas que han sido arrojadas a este mundo y rechinan sus dientes y gimen sabiendo que su juicio está a las puertas, la Santa iglesia ha sido despojada de su esplendor y se reparten sus despojos como aves de rapiña, su luz se ha "apagado" por causa del misterio de iniquidad, de la apostasía y de la rebelión desoladora que se ha establecido en lugar Santo hace ya más de cuarenta años; pues el que detenía todo esto, el que santifica a las almas ha sido quitado del medio, por lo que Satanás y los suyos creen haber vencido como sucedió cuando vieron a nuestro Señor crucificado. Pero le queda poco al dragón para ser encadenado, pues vivimos los tres días de tinieblas en este desierto, mas nuestra esperanza jamás la perderemos; como dice San Pablo: "He aquí, os digo un misterio: Todos ciertamente no dormiremos, mas todos seremos transformados."
Y ahora retomando el versículo mencionado al principio; con respecto a las estrellas del cielo y sus luceros, podemos entender que representan simbólicamente al poder religioso, al Sumo Pontífice y al resto del clero, que hace mucho ya no dan el verdadero resplandor que Cristo dejó a sus apostoles; pues estos últimos cinco Papas (que son parte de los siete Reyes)  están llevando a la perdición el rebaño de Jesucristo. Respecto a la luna, astro menor que refleja la luz del Sol en la noche y símbolo femenino, entendemos que pueda representar a la Virgen. Y en un mundo que rechaza la Cruz, que hace oídos sordos de los avisos que nuestra Madre ha dado ;un mundo y una humanidad que ha consentido que los ángeles caídos usurpen el trono de San Pedro, impide que se refleje el resplandor de la luz divina en nuestras almas y en el mundo, por lo tanto, ¿que mas queda? sólo  decir: "Maranata"

fuente: final de los días

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