domingo, 6 de noviembre de 2011

EN DONDE ESTAMOS Y HACIA DONDE VAMOS

Modernismo
Hubo entre finales del siglo XIX y principios del XX una tentativa de adaptar la inmutabilidad del dogma católico al espíritu racionalista de los tiempos. Sus mayores y más importantes primeros representantes fueron el abate Alfredo Loisy en Francia, el ex jesuita Tyrrell en Ingraterra, H. Schell en Alemania y Rómulo Murri y Ernesto Buonaiuti en Italia.
A la oportuna condena de las sesenta y cinco proposiciones modernistas con el decreto Lamentabili del año 1907, siguió en el mismo año la encíclica Pascendi (8 de septiembre), la cual arrostraba de frente al modernismo con una tan clara y sistemática exposición de sus errores que maravilló a los mismos modernistas. Sin dar ni revelar ningún nombre, la encíclica retrataba perfectamente al modernista considerado como filósofo, como creyente, como teólogo, como crítico, como apologista y como reformador. Como filósofo, el modernista parte del agnosticismo kantiano y positivista; no sabemos nada de Dios, de su existencia ni de sus atributos, cualquier cosa que de él conozcamos sólo la podemos saber a través de la religión que es la revelación de Dios en lo íntimo de los corazones, sentimiento instintivo del alma que tiene necesidad de un ideal para vivir. Como creyente el modernista se acoge a Dios, que se revela en lo íntimo de la conciencia y del que tiene una experiencia interior (inmanentismo); por tanto, la religión es un hecho puramente subjetivo. Como teólogo, el modernista describe la propia fe, la fe subjetiva, recurriendo a los ideales de su tiempo, inventando fórmulas que se transmiten de unos a otros y que llegan así a convertirse en "tradicionales" pero que no responden a la verdadera tradición eclesiástica; son, por tanto, mudables y cambiantes como cambiantes y mudables son las ideas de los tiempos. Como historiador el modernista, aunque da un valor a los textos, los interpreta y manipula según previos conceptos filosóficos y teológicos (cuando no políticos); declara, por tanto, imposible el milagro y expurga los textos de todo aquello que tiene visos de sobrenatural; o sea, hace una historia crítica y cientificista. Con esta historia crítica y científicas, el modernista cree ser un apologista de la religión, conciliando el cristianismo con el espíritu "moderno", e intenta una reforma de la Iglesia, en sus dogmas, sin salirse de la Iglesia. Aparte de las airadas reacciones de los modernistas de la época, el decreto de San Pío X echó por tierra las formas más "duras" con que se manifestaba la herejía de la época, haciéndola retroceder en forma y conteniendo por mucho tiempo más una de las herejías de las más peligrosas de la historia de la Iglesia

El Papa Pío X en su encíclica Pascendi calificó al modernismo como cloaca de todas la herejías. Es un hecho que el neo modernismo hijo y aliado del liberalismo protestante y masónico, triunfó en la Iglesia Católica mediante el Concilio Vaticano II (1962-1965); esta nefasta herejía modernista hecha gobierno y doctrina en la Iglesia, que se hace pasar por doctrina Católica, anestesia las conciencias, envenena a los sacerdotes y seminaristas, falsifica la Fe católica auténtica, siembra a manos llenas el relativismo y favorece cada día más los vicios y pecados.
HACIA DONDE VAMOS:
La bestia de muchos cuernos que decía grandes cosas

Sabemos que el fondo del mar, en el lenguaje bíblico, es el lugar donde residen las potencias enemigas de Dios. La última Bestia que surge del mar, a diferencia de las anteriores, es una fiera que habla, dice grandes cosas, y sobre su cabeza despuntan y se multiplican los cuernos. Las grandes cosas que proclama son las mentiras de Satanás, mentiroso desde el principio y padre de la mentira. Y los cuernos son los múltiples poderes políticos basados en sus mentiras.
Los intérpretes cristianos del Apocalipsis han visto acertadamente, en esta Bestia y sus cuernos, las figuras de los poderes políticos y de las ideologías que los sustentan: naturalismo, racionalismo, libre pensamiento, liberalismo, socialismo, comunismo, marxismo, progresismo, secularismo, modernidad, post-modernidad, etc.
Esta Bestia es figura de la suma de la iniquidad, del rechazo de Cristo y de la rebelión contra Dios el Padre. Esta Bestia habla y dice grandes cosas. Se opone a la Palabra de Dios, al Verbo hecho Hombre, con su grandilocuencia y su verborrea, las voces de su propaganda, los discursos erróneos de su ideología, los manifiestos de su anomía.
Si las bestias anteriores son temibles por sus fauces o sus garras, esta bestia lo es por su elocuencia engañosa. Una sofistica convincente, opuesta a la Palabra de Dios, que, llegados al Apocalipsis de San Juan, se convertirá en un croar de ranas ensordecedor
De esta Bestia, que representa a Satanás mismo, puede interpretarse el dicho del Señor:
"no temáis a los que matan el cuerpo [el león el oso y el leopardo que ve Daniel] temed más bien a Aquél que puede llevar a la perdición alma y cuerpo [la cuarta bestia que dice grandes cosas, el Padre de la Mentira y todos sus servidores, el Príncipe de este mundo y todos los reinos que le pertenecen]".

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